En Canadá, todo es más grande. Salvo los recuerdos, que son más pequeños. Fred Vargas.
El Pabellón de Canadá es uno por el que sentimos un especial cariño, en gran medida porque Canadá es uno de nuestros países predilectos y hemos pasado en él, momentos entrañables. Se trata de un pabellón que emana una paz excepcional. Inspirado en las Cataratas del Niagara, han incluido una pequeña cascada y un riachuelo en medio de jardines excepcionales, que nos transportaron de inmediato a un lugar boscoso y fresco. El sonido del agua corriendo siempre trae calma al corazón, así que si son amantes de la naturaleza ¡el Pabellón de Canadá les fascinará!
Al llegar los recibirán unos impresionantes tótems de la cultura nativa de la costa oeste canadiense, de poco más de 9 metros de altura, diseñados y tallados por el maravilloso artista estadounidense David A. Boxley perteneciente a la tribu Tsimshian en Alaska. Hablamos de tres tótems llenos de color y simbolismos que abren paso a edificaciones estilo Victoriano de gran belleza, entre ellos el Hotel du Canada que fue diseñado con el elegante hotel Château Laurier ubicado en Ottawa como su musa. A través de puentes y escaleras podrán caminar en los Jardines Victoria inspirados en los Jardines Butchart que se encuentran en Victoria de la Columbia Británica que en medio del paisaje rocoso es un deleite recorrerlos y sentarse a contemplar el vaivén de los visitantes.
Cuenta con una atracción llamada Canada Far & Wide, una película que se ve de pie en circle-vision en 360 grados, mostrando una ventana al mundo de este país, explorando los lugares más emblemáticos del país, su estilo de vida y mostrando lo que tiene para ofrecer al mundo. A nosotros nos gustó mucho y si bien no es algo que repetiríamos en viajes posteriores, vale la pena ver al menos una vez. Si están en busca de un sanck las deliciosas palomitas y cervezas artesanales serán la mejor elección. Y si lo que buscan es algo gourmet está Le Cellier, uno de los restaurantes más prestigiosos en EPCOT, su interior simula una impresionante bodega de vinos, de ahí su nombre (Le Cellier en francés significa la bodega) con un menú basado en cortes finos, mariscos con una gran variedad de vinos y cervezas obviamente de origen canadiense y que tenemos pendiente para uno de nuestros siguientes viajes.
Tendrán la posibilidad de visitar un par de tiendas decoradas de una manera linda, natural y acogedora. Una es The Trading Post y la otra Northwest Mercantile que, para nuestro gusto, tiene merchandaise que nos encantó y podríamos habernos traído prácticamente una pieza de cada artículo vendido en ambas. También hay un pequeño kiosco o quizás dos, no lo recuerdo con precisión, que venden cosas representativas de Canadá, como ropa invernal, miel de maple y accesorios artesanales.
¿Listos para conocer un el pabellón de Canadá? ¡Les va a encantar! Les dejo un abrazo de esos que arropan el alma y traen calma al corazón y nos vemos en la siguiente entrega.
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